‘Un gran gobernador’, Sheinbaum a Américo
La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Tamaulipas no fue solamente una gira de supervisión por el nuevo Hospital General de Madero. Fue un acto político, simbólico y de validación a un estilo de gobierno y a un liderazgo que se ha mantenido firme desde el inicio del sexenio: el de Américo Villarreal Anaya.
“Américo es un gran gobernador”, sentenció Sheinbaum con serenidad, pero con fuerza. Lo hizo en territorio sur, donde el rostro de la Cuarta Transformación se muestra con claridad: programas sociales, atención médica gratuita, inversión pública y, ahora, la consolidación del sistema de salud que se extiende desde el IMSS-Bienestar hacia los hogares con el programa “Salud casa por casa”.
El espaldarazo presidencial no es gratuito ni de compromiso, es una lectura del momento político. Américo Villarreal ha sabido conducir una administración con baja estridencia y alto compromiso social. Su perfil técnico, médico y humanista conecta con la visión que Sheinbaum quiere imprimir en el país: gobiernos de territorio, no de escritorio; de resultados, no de discurso.
Pero el mensaje va más allá: Claudia llega como presidenta en funciones en una etapa de transición entre el liderazgo de López Obrador y el nuevo rostro de la 4T. Y en ese contexto, elegir Tamaulipas —un estado con pasado convulso y presente en recuperación— no es casualidad, es una señal de respaldo; es decir: aquí, las cosas se están haciendo bien.
La gira también sirvió para mandar un mensaje a nivel nacional: el sistema de salud será prioridad y Tamaulipas será parte del modelo a replicar. Desde el sur, donde se asienta uno de los 15 Polos de Desarrollo del Plan México, se traza el camino hacia un país más equitativo, más justo y más presente para los que menos tienen.
En lo político, el aprecio de Sheinbaum a Américo no pasó desapercibido. Hay química, hay confianza y hay coincidencia. El expresidente López Obrador lo dijo antes: “Américo es un hombre honesto”. Claudia lo refrenda: “Es un gran gobernador”. En tiempos de recambios y ajustes, ese tipo de frases pesan, y mucho.
En suma, la visita presidencial no fue sólo institucional, fue un acto de reconocimiento y, quizá también, de reafirmación: la 4T tiene en Tamaulipas un bastión confiable con un liderazgo sereno, pero firme, que hoy recibe el respaldo más alto posible: el de la Presidenta de México.
PATTY CHÍO: ACTUAR
ANTES DEL DESASTRE
Mientras en muchas regiones del país la reacción suele llegar tarde, en El Mante, Tamaulipas, quedó claro que prevenir salva vidas y evita desgracias. La tormenta tropical “Barry” trajo consigo lluvias intensas y amenazas reales de inundación, pero gracias a la anticipación y el liderazgo, el municipio tuvo saldo blanco.
La alcaldesa Patty Chío entendió, desde el primer momento, que no bastaba con monitorear; había que actuar. Y así lo hizo. Antes de que la tormenta tocara suelo mantense, su administración ya estaba en las calles, en los ejidos, en las zonas vulnerables. Se hicieron recorridos preventivos, se identificaron riesgos y se tomaron decisiones con oportunidad.
El resultado: ni una sola vida perdida, ni una persona lesionada y una comunidad que, aún con el agua en las calles, se sintió protegida.
Pero la atención no se quedó ahí: después de la tormenta, Patty Chío regresó con su equipo, esta vez no para alertar, sino para entregar ayuda, recorrer los daños y escuchar a la gente. La presencia cercana, junto al respaldo del gobernador Américo Villarreal Anaya, generó un ambiente de confianza y agradecimiento que hoy es palpable.
En tiempos donde la autoridad muchas veces se esconde tras la lluvia, en El Mante se mostró de frente. Patty Chío no sólo gestionó una emergencia, construyó confianza y, en política, eso no se olvida.
